Jardín

El jardín de infantes basado en la pedagogía Waldorf, propone la observación del proceso de cada niña y niño para acompañar el don que cada uno trae consigo. Intentamos enseñarle al Ser que ya viene con un don determinado, a que salga al mundo y se desarrolle en libertad.

Se busca que la sala de jardín sea una extensión del hogar y que tanto los niños y las niñas como sus familias se sientan parte de una familia, de una comunidad.

Para esta forma de enseñanza, los ritmos son parte de los niños y las niñas, que están terminando de desarrollar sus órganos internos, entonces el ritmo que se propone en la escuela acompaña el crecimiento de sus órganos. Se van alternando ritos de expansión y de concentración. De esta manera el ritmo externo va influyendo en el ritmo interno de cada órgano, generando salud.

Los ritmos del día en el jardín son:

Los niños y las niñas llegan a las 8.20 de la mañana y son recibidos en un ambiente cálido en donde las maestras los esperan. Se ponen cómodos sacándose los calzados y reemplazándolos con sus pantuflas, y luego tienen una hora de juego libre. En medio de ese tiempo, hay alguna actividad que puede ser amasado de pan, acuarela, dibujo con pastas, modelado con arcilla o con cera de abejas, labores con lana para que se sumen quienes lo deseen. Luego ordenamos la sala y hacemos la ronda con canciones y movimientos vinculadas siempre a las estaciones del año.

Posteriormente, se calzan y se abrigan para salir a jugar libremente en el patio, explorando con su cuerpo en el tobogán, las hamacas o el arenero. Después de ese tiempo en el parque, volvemos a entrar a la sala y comemos algo rico. Los ritmos también se introducen en los alimentos, rotando los cereales, uno cada día.

Más tarde llega el momento del bosque. Las niñas y los niños exploran mucho con su cuerpo en contacto con la naturaleza, suben a los árboles, hacen equilibrio, saltan, experimentan los cambios que se producen de acuerdo a las estaciones del año y van ganando más confianza y sintiéndose cómodos con el medio que los rodea. Después de ese tiempo en el bosque, regresamos a la sala para prepararnos para el último momento del día, que es el momento del cuento.

Coordinadora de jardín

María Gala D’Angelo

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